sábado, 20 de noviembre de 2010

Subimos el cerro ?



Todo comenzó un día de vacaciones de Verano que casi ni recuerdo. Cuando por mero aburrimiento me fui a trotar al cerro San Cristobal, me propuse hacerlo día por medio hasta que me fuera de vacaciones fuera de Santiago. 
Cuando fui el primer día que lo subí  quede maravillado con el hermoso paisaje que me rodeaba y me hacia dudar si seguía en aquella ruidosa ciudad  y no sólo eso también quede sorprendido con la cantidad de gente que trotaba, andaba en bicicleta, iba a las piscinas etc. 

Me dije: “encontré el lugar perfecto para hacer ejercicio”, yo solo tardo 2 horas en subir y bajar en el cerro trotando y lo genial de eso que en ese tiempo puedo pensar con mucha claridad, reflexionar y todo, ya que no hay ruido que perturbe tus pensamientos excepto por bicicletas y los autos que pasan esporádicamente, además hay buena señaleticas y letreros así que uno puede trotar sin preocuparse de nada mas que de observar los bellos paisajes y jardines que se nota que están bien cuidados.

También cuando se va subiendo a lo lejos aparecen siluetas que suelen ser otras personas corriendo que generalmente las adelanto, a veces me detengo a observar hacia abajo, hacia la ciudad y todo se ve pequeño, como de juguete, entonces cuando llego a la que según mi intuición es la mitad del largo y cada vez más empinado camino,  empiezan a aparecer algunas curiosas paradas y restaurantes, incluso una parte donde hacen gimnasia rítmica o algo así, también algunos senderos de tierra que te incitan a perderte en las arboledas que los rodean y que no tengo idean a donde te llevan, pero más adelante el camino sigue y es hacia arriba hasta ella.

Ya llegando casi a la cumbre la vista hacia Santiago es algo indescriptible sobretodo cuando está atardeciendo y el resplandor cubre a Santiago. Siempre le hecho una de esas viejas monedas de cien pesos que ya casi ni hay a esos larga vistas con los cueles suelo buscar mi casa y otras reconocidas partes que frecuento, a veces me quedo mirando el funicular que los niños pequeños prefieren llamar trencito, también en aquella parte suelen verse uno par de extranjeros sacándose fotos hasta con basureros. Luego de un rato comienzo a subir rápidamente los escalones hasta la virgen y cuando llego hasta allí me siento en un escalón ni muy alto ni muy bajo, trago saliva , el viento golpea mi cara con mera violencia y siempre al llegar hasta ahí me pregunto lo mismo ¿ cómo es que realmente llegue hasta aquí? Estoy Listo para bajar…

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